Cuestionario ñoño

4:42 p.m. 7 Comments

Pues en un artículo de mi amiga Soltaire, puso un cuestionario en el que me calzó con una invitación a responderlo en mi propio blog (jaja naah es talla mija). Y bueno, como tengo el boliche bien abandonado por mi viajecito por la zona central, me viene de perillas para agregar un post nuevo. En fin, paso a responder:

Si fuera el fin del mundo...

1. ¿Qué canción te gustaría escuchar?
Ella Fitzgerald - Let's do it (Let's fall in love)

2. ¿Qué libro te gustaría ojear?
"Fatamorgana de amor con banda de música" de Hernán Rivera Letelier. Sé que es demasiada información para el lector, pero amo tanto ese libro que lo leo cada vez que voy al baño.

3. ¿Con quién te gustaría hablar?
Con Jennifer Beals, es mi ídola. Ya y con Luis Miguel tb, pero no sé si hablaría...

4. ¿Qué te gustaría comer?
Arroz con pollo con salsa de maní y una ensalada de las que prepara mi amiga Lula.

5. ¿Qué harías, qué te queda pendiente por hacer?
Escribir algo que trascienda (o sea no hacerme famosa, si no algo que llegue a alguna parte), amar mucho, ir a un recital de George Michael, abrazar a un chimpancé y nadar con delfines. Eso por ahora, seguro hay hartas cosas más, pero ésas ya caen en el terreno de las perversiones ñaca ñacaaa.

Queda usted en libertad de responder este mismo cuestionario en su blog, pág web o aquí mismo, en forma de comentario.

Besotes,
P.

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Chilensis decentes por fin

10:22 p.m. 5 Comments

Hoy leia -debo reconocer- entusiasmada las noticias que hablaban de la fascinación que está generando Mark González en Inglaterra, luego su esperado estreno en el Liverpool y el gol que hizo tras ingresar a sólo cinco minutos del final y que le dio el triunfo al equipo. Entonces busqué la jugada en youtube para verla y como no puedo decir que el fútbol es una de mis pasiones, confieso que claro, vi la jugada, pero lo que más me llamó la atención fue observar la facha de Mark. Es bien guapo el cabrito. Y también me acordé de Luis Jiménez, que pese a estar involucrado en chismorreos faranduleros enfermos de picantes en que algunas modelos se pelean en pantalla por él, tampoco es feo. Deben ser esas dos coquetas margaritas, que cuando se ríe lo hacen ver nada más tiernuchín, que provocan que esas flacuchentas tetonas se vuelvan locas por adjudicarse el título de novia oficial del mago. Pero es que el cabro así como promete, también la mete (en el más amplio sentido de la expresión), pinta para ídolo y ahora además de la Lazio se lo quiere agarrar el Bayern Munich. Para terminar con el muestreo de chilenos exitosos en el fútbol europeo, tenemos el caso de David Pizarro que por ahora juega en el Inter y que también está bien decentito.

Aquí bien podría alguien decirme que el gusto se me fue a las pailas, que soy lo que botó la ola, que cómo puedo andar encontrando ricos a futbolistas con tarjeta VIP de la Kamasú, que cómo tan rota y la tontera. Pero mi observación, más que estar influenciada por mis hormonas, es un análisis desde la perspectiva del marketing. Qué alegría me da ver que los jugadores que destacan por allá USAN EL PELO CORTO. Y es que debo ser honesta: cuando Salas y Zamorano estaban de moda, me daba lata que ellos fueran el referente de lo chileno para los europeos, quienes junto con admirarles sus indiscutibles destrezas pelotísticas, deben haber tenido la imagen de que los chilenos son una tropa de chascones feuchos. Para el mundial de Alemania, me daba gusto ver a las selecciones italiana, alemana, inglesa, francesa: el 99% de sus jugadores con pelito corto, bien decentitos, limpiecitos, el wen calefon y el wen shampú. Inclusos los brasileños. Shusha pero cuando jugaba la selección en el mundial de Francia, todos los weones con la shasca larga, el jugador chileno siempre con el matorral en la cabeza, como si así fueran a verse más lindos y no entienden que el efecto es totalmente adverso. Ni a Beckham se le arranca tanto la moto, aunque él podría ponerse un mojón en la cabeza y se vería rikito igual. No me explico la diferencia, pero si él se tiñe el pelo, se ve increible, pero Pinilla con sus visos...mmm... punga.

En cambio estos muchachines que recién empiezan una carrera -esperemos- exitosa, representan una nueva camada de jugadores que ojalá tengan un poquito más de sentido estético y aprendan a verse y vestirse (ya no más gorros Armani o poleras con el AX gigante estampado) a la altura de los grandes.

Saludos,
P.

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Aquellas conversaciones

6:18 p.m. 9 Comments

Bueno, primero que todo van a tener que saber disculpar lo fome de este post, pero ando bien falta de inspiración, parece que otra vez la yegua se fue de vacaciones indefinidas sin previo aviso (no les decía yo que era una rota) y a cambio me dejó esta lluvia incesante y que tiene a las autoridades sureñas pensando seriamente la posibilidad de cambiar el transporte público a botecitos, barcazas y canoas. Ya veo que un día de estos amaneceré con branquias.

Ahora, pasando a otro tema, el otro día conversando con una amiga me acordé de esas conversaciones a las que una se enfrenta en la vida, principalmente en los tiernos e inocentes años de infancia. Un ejemplo es cuando llega el complicado momento de enterarse de que la cigüeña no es precisamente la responsable de la sobrepoblación mundial, si no el conocido fenómeno animalesco llamado calentura y al cual los seres humanos, claro está, no somos ajenos. Me acuerdo que la que tuvo la dificil tarea de revelarme el secreto fue, obvio, mi mamá. Una noche en Televisión Nacional dieron un reportaje que hablaba del aborto y yo estaba impactada, pero como que no entendía mucho. Entonces mi madre no encontró nada mejor que aprovecharse del pánico y, viendo que yo tenía poco más de 8 años, decidió que era el momento preciso para explicarme todo. ¡¡¡Puta la wea!!! No lo podía creer. ¡¡Miles de impactos al mismo tiempo!! No sé cómo no salí a la calle a tirarme frente al primer auto que pasara. O sea, en una misma noche me enteré que mis papás hacían eso, que yo y mi hermanito de un año éramos el resultado de eso, que mi mejor amiga y todos los que conocía existían gracias a eso, que yo también iba a tener que hacer eso algún día si quería ser madre, que finalmente el mundo entero se reducía a eso, y que para colmos tenía que mamarme un documental donde aparecían guagüitas muertas y fetos descuartizados, y todo porque sus procreadores no fueron capaces de aguantarse las ganas de hacer eso. En otras palabras, en un par de horas me enteré que la gente tiraba y abortaba. El mundo era un asco y de un zuácate se me habían pasado las ganas de seguir en él. Pero bueno, supongo que con el tiempo superé la crisis....

Lo interesante es que a los pocos años me enfrenté a la inesperada misión de estar al otro lado de la mesa, es decir, explicarle yo a un niño el asunto éste. O más bien dicho, un área relacionada con eso, no eso mismo. Yo tenía 15 años y mi hermano unos 8, era verano y lo estábamos pasando en Quilpué en la casa de nuestra familia. Esos veranos siempre han sido lo mismo; cagarse de calor e ir a una piscina buenisima que quedaba a unos 10 minutos caminando desde la casa y donde por supuesto había que pagar entrada. Llevábamos unas semanas yendo sagradamente todos los días los dos solos y de pronto me llegó esa desagradable visita mensual y lógicamente en esas condiciones no podía ir a bañarme. Como era de imaginarse, mi hermano no entendía un simple "no" cuando me decía: "¿Pao vamos a la piscina?". El pobre no aguantaba las ganas de ir (porque no tenía permiso para ir solo) y me cateteaba y ya estaba derechamente enojado por mi repentino cambio de "humor". Y a esa edad pucha que son cargantes, sobretodo mi hermano. Hasta que al tercer día ya me tenía chata con sus insistencias, así que no me quedó otra que invitarlo a caminar por ahí y explicarle de alguna manera que las mujeres a partir de los 13 años aproximadamente teníamos que mamarnos mensualmente un evento aguafiestas que nos dejaba un par de días inhabilitadas para realizar ciertas actividades, entre ellas la piscina. Por suerte él ya tenía ciertos conocimientos de eso, así que mi cátedra se limitó sólo a darle las explicaciones de mi indispocisión momentánea. Después de todo lo que le dije, me quedó mirando y medio resignado me dijo: "Ya oh, te espero unos días...".

Ése fue mi aporte de hoy. Alguna de "aquellas conversaciones" que quieran compartir aquí?

Un saludo,
P.

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