
En fin, el asunto es que más allá de la cosa escrita y mi fanatismo por la serie, nada más me unía a mi ídola... hasta ayer.
De pronto, en una suerte de ataque compulsivo-navideño, me fui de shopping y no conforme con adquirir un par de chalas, la weona caliente me compré ¡cuatro! Algo insólito para mi que soy tan medida con las compras y bien lejos estoy de calzar con el perfil de la mina adicta a los zapatos. Pero chiquillos, tampoco crean que, como Carrie, me compré unos pares de Manolo Blahnik. No, si acá en Quilpué para lo más que me dio fue para ir a Falabella y aplicar chalitas playeras.
Es lo que hay no mah.
Bueno, saludos para todos y cuidadito con perder el verdadero sentido de la Navidad.
Love,
P.
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