Música selecta y tejido a crochet

6:12 p.m. 2 Comments

Aclaro el título de este post:

Lo de la música se refiere a que cambié los temas del radioblog (columna derecha del blog) y ahora pueden disfrutar de un compilado cuidadosamente seleccionado para complacer el refinado gusto de mis lectores.

Con respecto al tejido....

Ayer fui al cumpleaños de una gran amiga, compañera de colegio, que vive en un pueblucho a 2 horas y media al norte de Osorno llamado San José de la Mariquina, cerca de Valdivia. La reunión fue super entretenida, pues nos juntamos algunas amigas y conocidas y otra gente nueva para mi. Éramos siete mujeres y seis hombres. O sea, salvo yo, todas estaban con sus maridos. Una estaba con su pololo de años con el que piensan casarse luego. Además, llevaron a sus hijos: se juntaron tres infantes de unos tres años, una guagua de seis meses y habían dos que estaban embarazadas de cinco meses. Maridos, hijos, sexo a toda hora, embarazos, amamantamiento, autos, deberes en casa y en el trabajo...

Yo era el bicho raro del asado.

Cuando llegué y me encontré con este panorama, casi salgo corriendo a la calle a pedirle a cualquier parroquiano que me hiciera una guagua inmediatamente para no desentonar con el ambiente, pero después pensé que esa solución de parche tendría demasiadas consecuencias para mi futuro. Mejor abortar misión y asumir mi condición de treintona soltera, cesante y a pata. Porque claro, fui la única que llegó en micro, literalmente.

Diferencias aparte, la tarde fue super entretenida. Lo que más me agradó fue la sobremesa que hicimos entre todas las mujeres, ya que los hombres obviamente se fueron al patio a fumar, tomar cerveza, hablar de sexo y autos, acomodarse las bolas y tirarse peos. Tomando té y casi a punto de sacar el tejido, de alguna manera llegamos al tema de la vida, sus sacrificios y nuestro actual papel como mujeres. Para mi fue interesante ver que, más allá de las condiciones familiares que al menos por ahora me diferenciaban de ellas, todas teníamos planes similares (de vida, no de celular ni de isapre), esperábamos relativamente lo mismo y lo teníamos todo bastante claro: es tan fácil subirse a la máquina del trabajo, del exitismo y perder el control de lo que quieres y lo que necesitas, y también tan difícil es volver a recuperar el centro y reordenar las prioridades. Es decir, una vez te pones a trabajar, bajo la excusa de darle a tus hijos (o a ti misma) "lo mejor", sin darte cuenta estás trabajando de sol a sol, con la cabeza metida en cuarenta temas a la vez al punto que pierdes tiempo valioso para tu familia, tu pareja e incluso para ti misma. Y luego cuando quieres apretar STOP ya es tarde o te cuesta encontrar las pelotas para tomar decisiones importantes, como trabajar, comprar y sufrir menos.

Al llegar a mi casa le comenté esto a mi mamá y sonriente me tiró una frase que me ha repetido tantas veces: que una vez más le estaba dando un motivo para convencerse que los y las "jóvenes" de hoy le encantan, porque tenemos acceso a tanta información, somos mucho más tolerantes, estamos más abiertos a escuchar y aprender de experiencias ajenas que nos permiten enfrentamos al mundo adulto con ciertos conocimientos que de alguna manera nos ayudan a evitar errores que ellos tuvieron que cometer para aprender. Y a decir verdad nunca dejo de encontrarle razón.

Creo que nos tocó una época difícil: hay que trabajar más, porque la vida es más costosa -hay que pagar hasta por respirar- y no sólo desde el punto de vista monetario. Pero se compensa cuando a las mujeres, a pesar de que hoy tenemos más deberes, se nos abren más posibilidades de sentirnos realizadas. Lo importante es nunca perder el rumbo, aprender a reconocer cuándo estamos invirtiendo nuestras energías en algo que no nos va a llenar y sobretodo jamás dejar de valorar esas cosas sencillas que nos pueden hacer más felices que una cuenta corriente abultada, un crédito hipotecario de por vida o hijos pasteles. Entre tecitos y niños jugando con globos, descubrimos que todas queríamos lo mismo: hacerle una finta a un sistema que nos seduce con el signo $ para luego ser devorados por Dicom. Y es que mientras más trabajas por "tener", más miedo tienes de perderlo todo.

Creo que con un poquito de voluntad, torcerle la mano a ese destino es bastante más posible de lo que creemos.

Provincia la lleva.

Saludos,
P.

Payayita

Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard.

2 comentarios:

wanglen dijo...

acabo de conocer tu blog
y me encantó la gráfica
ya pasaré con tiempo para leer
saludos

NN dijo...

me has recordado mi propia vida.

luego de años de tejer con palillos, estoy aprendiendo crochet.

el detalle de mí misma que más suelo repetir es el de ser de provincia, y del norte (aún me da algo de temor la gran capital).

y finalmente, tienes los números de lost!!! (que miedo).

saludos!