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Virgen de los Cochayuyos
...dame paciencia.
Es que no puedo tener tanta mala suerte.
Para aquellos que lean este artículo y no tengan mucha idea de mi vida, pasaré a explicar brevemente el contexto en que estoy envuelta, a ver si me entienden.
Resulta que hace poco menos de 2 años tomé la exótica decisión de regresar a Osorno, la podrida ciudad donde me crié, a vivir nuevamente con mi familia, después de 10 años de haber vivido en Santiago donde me fui a estudiar y luego a trabajar. Así fue que un día amanecí con la imperiosa necesidad de escapar del smog y permutarlo por verdes bosques y ríos de aguas cristalinas, y prácticamente de un día para otro renuncié a mi trabajo, embalé mis pilchas, mis electrodomésticos, mi colección de cd's, los monté en un camión y volví al seno familiar, con la dulce esperanza de iniciar acá en el hermoso sur algún negocio relacionado con mi profesión y vivir entre vacas lecheras y ulmos en flor. Lo que es ser soñadora, por la cresta. Mi familia me recibió feliz, con los brazos abiertos y lo que en un principio fue miel sobre hojuelas a poco andar se transformó en el palacio de la caca: mis mañas acumuladas a lo largo de 10 años de independencia y los desajustes de una familia que iniciaba una pesada crisis de disfuncionalidad simplemente hicieron combustión y la cosa explotó.
Básicamente, mi grupo familiar lo conforma un padre que está en la casa, pero que tiene menos presencia que un gomero; una madre omnipotente que malcría a niveles surrealistas a un hijo de 21 años con pulmones vírgenes, bolas llenitas de amor y mentalidad de adolescente, amante acérrimo del heavy metal que por enésima vez no consigue cursar el último año de colegio. Debe ser que le gusta mucho, digo yo.
Pues bien, el constante flujo de errores garrafales por parte de mi madre hacia mi hermano (consentirlo en todo y responsabilizarlo por nada) y los continuos abusos por parte de este zángano, me llevaron a un estado de amargura que jamás imaginé podría llegar a sentir. Lo más doloroso de todo fue ver cómo mi relación con mi madre se hacía añicos y nos convertimos en dos especies de enemigas viviendo bajo el mismo techo. Las peleas, discusiones y ofensas pasaron a ser tan habituales como el pan al desayuno. Pero de todo se aprende, como dije en mi post anterior y hoy, aunque ya no nos enfrascamos en tóxicos intercambios de palabras, seguimos distanciadas y mi arma es el silencio. O más bien es un escudo. No es lo ideal, pero desgasta menos, lo aseguro. Mi hermano puede tener la casa pasada a marihuana sin importarle que el resto se entere, si mi madre opta por desentenderse, allá ella. Hace rato que no estoy para hacer entrar en razón a nadie, menos cuando lleva meses demostrándome que está enfermo de la cabeza. No me interesa aconsejar ni corregir a quien no valore ni pida mi opinión, carajo.
En su obsesión por encontrar la manera de saber "llevar" la vida de excesos de mi hermano, mi madre ha recurrido a todo: desde sicólogo, sicóloga, siquiatra, terapia familiar (en la que los sicólogos jamás me incluyen, obviamente) hasta el área de lo esotérico que incluye una monje brasileña que hace trabajos a distancia. Nada le ha funcionado. Esta señora no quiere entender que no existe remedio, supositorio, santo, animita, machitún ni pulserita de chorrocientos poderes que le solucione su problema, pues el primer paso en el enderezamiento del engendro que parió lo tiene que dar ella poniéndole los límites que jamás en su vida ha sido capaz de exigir.
Cuando yo ya pensaba que había encontrado por fin la manera de no seguir pasándolo mal con la cagada que estaba quedando a mi alrededor, esto es ignorarlos por completo y dejarlos que se pudran en su propia ineficiencia, resulta que ahora a mi madre le dio por algo que no me esperaba: se hizo evangélica.
Imagínenme a mi, que me decepcioné de la religión a los 14 años y desde entonces dejé de creer en nada más que no fuera la capacidad de cada ser humano de convertirse en mejor persona, o sea, humanista de tomo y lomo, de pronto me veo conviviendo con una mujer, mi madre para mayor desgracia, que anda adorando y alabando al Señor todo el día. Esto es el colmo. En medio de su búsqueda, hace un tiempo encontró grata acogida en un singular grupo de gente canuta con facha de Opus Dei. No andan por la calle cantando con guitarras y mandolinas ni tienen misas multitudinarias con traje formal (una lástima, pues si tuvieran esos coros gospel como los gringos, yo iría todos los domingos a disfrutar de esas tocatas), pero se juntan varias veces a la semana en sus casas y conversan y se brindan apoyo en sus problemas, lo que francamente me parece estupendo, más allá de que no esté de acuerdo con sus creencias, pues le respeto a mi madre su derecho a encontrar un camino que la alivie. Por eso jamás osaría a emitir una crítica por su nueva obsesión.
Sin embargo, a medida que han ido pasando las semanas, a mi ya se me está parando la pluma porque tengo que aguantar que en cada ocasión que se le presenta, mi mamá me trata de tocar su tema, igual que esos Testigos de Jehová (a quienes yo de niña burlescamente llamo Testículos de Jehová) que el día domingo te tocan el timbre y te tratan de enchufar su revistita "Despertad!" e insisten en hablar del fin del mundo que se acerca y una en un principio intenta fingir la mayor amabilidad posible en unos cuantos "No, muchas gracias", pero parece que te ponen la pata en la puerta para impedir cerrarla, hasta que ya finalmente no queda otra que largarles un honesto y catártico: "Por qué chucha no se van a huevear a otro lado???". Ya han sido varias las oportunidades en que me ha dado el discurso de que el camino de la fe es el único posible para hallar la felicidad y que la Biblia es tan sabia, bla bla bla. Las ganas de convencerme se le apaciguaron el día en que le dije que jamás profesaría una religión que ve el cuerpo como centro del pecado, que practica la intolerancia, prejuzga, condena y por tanto discrimina a personas que son iguales a todos y que preferiría mil veces un viernes en la noche salir a tomarme un pisco sour con mis amigas lesbianas y amigos maricones que quedarme en la casa acostada leyendo esos versículos satánicos. Después le da con que el día que yo sea madre entenderé la importancia de tener fe y de los valores que le querré inculcar a mis hijos.... ayyy si no se cansa.
Pero eso no es todo. Noooo... además tengo que toparme con sus mensajes bíblicos que ha empezado a colgar en lugares COMUNITARIOS de la casa, como es la cocina, mi segundo lugar predilecto después de mi pieza. Me siento invadida. Y ya para terminar de cagarla, escucha una radio canuta todo el santo día, y ahora hace un rato los de su grupo le regalaron un cassette que pone de lado a lado y lo canta voz en cuello como adolescente enamorada. Es como la Yuri, pero versión chilena.
No, si acá están todos locos. Yo encuentro que se les pasa la mano. O sea, cómo no voy a estar chata si mientras mi hermano decora su pieza con posters rockeros con letras, símbolos y mensajes satánicos y me bombardea todo el día con su heavy metal a todo volumen (su pieza está junto a la mía), mi mamá tapiza la casa con extractos de la Biblia y sintoniza una radio de alabanza continua las 24 horas del día, 7 días a la semana?????? Puta si esta casa nadie la entiende.
Por eso, en mi desesperación de atea vilipendiada le pido a la Virgen de los Cochayuyos que se apiade de mi alma y me dé paciencia. Dame paciencia de santa porque la estoy necesitando, virgencita de los milagros.
Saludos,
P.
Es que no puedo tener tanta mala suerte.
Para aquellos que lean este artículo y no tengan mucha idea de mi vida, pasaré a explicar brevemente el contexto en que estoy envuelta, a ver si me entienden.
Resulta que hace poco menos de 2 años tomé la exótica decisión de regresar a Osorno, la podrida ciudad donde me crié, a vivir nuevamente con mi familia, después de 10 años de haber vivido en Santiago donde me fui a estudiar y luego a trabajar. Así fue que un día amanecí con la imperiosa necesidad de escapar del smog y permutarlo por verdes bosques y ríos de aguas cristalinas, y prácticamente de un día para otro renuncié a mi trabajo, embalé mis pilchas, mis electrodomésticos, mi colección de cd's, los monté en un camión y volví al seno familiar, con la dulce esperanza de iniciar acá en el hermoso sur algún negocio relacionado con mi profesión y vivir entre vacas lecheras y ulmos en flor. Lo que es ser soñadora, por la cresta. Mi familia me recibió feliz, con los brazos abiertos y lo que en un principio fue miel sobre hojuelas a poco andar se transformó en el palacio de la caca: mis mañas acumuladas a lo largo de 10 años de independencia y los desajustes de una familia que iniciaba una pesada crisis de disfuncionalidad simplemente hicieron combustión y la cosa explotó.
Básicamente, mi grupo familiar lo conforma un padre que está en la casa, pero que tiene menos presencia que un gomero; una madre omnipotente que malcría a niveles surrealistas a un hijo de 21 años con pulmones vírgenes, bolas llenitas de amor y mentalidad de adolescente, amante acérrimo del heavy metal que por enésima vez no consigue cursar el último año de colegio. Debe ser que le gusta mucho, digo yo.
Pues bien, el constante flujo de errores garrafales por parte de mi madre hacia mi hermano (consentirlo en todo y responsabilizarlo por nada) y los continuos abusos por parte de este zángano, me llevaron a un estado de amargura que jamás imaginé podría llegar a sentir. Lo más doloroso de todo fue ver cómo mi relación con mi madre se hacía añicos y nos convertimos en dos especies de enemigas viviendo bajo el mismo techo. Las peleas, discusiones y ofensas pasaron a ser tan habituales como el pan al desayuno. Pero de todo se aprende, como dije en mi post anterior y hoy, aunque ya no nos enfrascamos en tóxicos intercambios de palabras, seguimos distanciadas y mi arma es el silencio. O más bien es un escudo. No es lo ideal, pero desgasta menos, lo aseguro. Mi hermano puede tener la casa pasada a marihuana sin importarle que el resto se entere, si mi madre opta por desentenderse, allá ella. Hace rato que no estoy para hacer entrar en razón a nadie, menos cuando lleva meses demostrándome que está enfermo de la cabeza. No me interesa aconsejar ni corregir a quien no valore ni pida mi opinión, carajo.
En su obsesión por encontrar la manera de saber "llevar" la vida de excesos de mi hermano, mi madre ha recurrido a todo: desde sicólogo, sicóloga, siquiatra, terapia familiar (en la que los sicólogos jamás me incluyen, obviamente) hasta el área de lo esotérico que incluye una monje brasileña que hace trabajos a distancia. Nada le ha funcionado. Esta señora no quiere entender que no existe remedio, supositorio, santo, animita, machitún ni pulserita de chorrocientos poderes que le solucione su problema, pues el primer paso en el enderezamiento del engendro que parió lo tiene que dar ella poniéndole los límites que jamás en su vida ha sido capaz de exigir.
Cuando yo ya pensaba que había encontrado por fin la manera de no seguir pasándolo mal con la cagada que estaba quedando a mi alrededor, esto es ignorarlos por completo y dejarlos que se pudran en su propia ineficiencia, resulta que ahora a mi madre le dio por algo que no me esperaba: se hizo evangélica.
Imagínenme a mi, que me decepcioné de la religión a los 14 años y desde entonces dejé de creer en nada más que no fuera la capacidad de cada ser humano de convertirse en mejor persona, o sea, humanista de tomo y lomo, de pronto me veo conviviendo con una mujer, mi madre para mayor desgracia, que anda adorando y alabando al Señor todo el día. Esto es el colmo. En medio de su búsqueda, hace un tiempo encontró grata acogida en un singular grupo de gente canuta con facha de Opus Dei. No andan por la calle cantando con guitarras y mandolinas ni tienen misas multitudinarias con traje formal (una lástima, pues si tuvieran esos coros gospel como los gringos, yo iría todos los domingos a disfrutar de esas tocatas), pero se juntan varias veces a la semana en sus casas y conversan y se brindan apoyo en sus problemas, lo que francamente me parece estupendo, más allá de que no esté de acuerdo con sus creencias, pues le respeto a mi madre su derecho a encontrar un camino que la alivie. Por eso jamás osaría a emitir una crítica por su nueva obsesión.
Sin embargo, a medida que han ido pasando las semanas, a mi ya se me está parando la pluma porque tengo que aguantar que en cada ocasión que se le presenta, mi mamá me trata de tocar su tema, igual que esos Testigos de Jehová (a quienes yo de niña burlescamente llamo Testículos de Jehová) que el día domingo te tocan el timbre y te tratan de enchufar su revistita "Despertad!" e insisten en hablar del fin del mundo que se acerca y una en un principio intenta fingir la mayor amabilidad posible en unos cuantos "No, muchas gracias", pero parece que te ponen la pata en la puerta para impedir cerrarla, hasta que ya finalmente no queda otra que largarles un honesto y catártico: "Por qué chucha no se van a huevear a otro lado???". Ya han sido varias las oportunidades en que me ha dado el discurso de que el camino de la fe es el único posible para hallar la felicidad y que la Biblia es tan sabia, bla bla bla. Las ganas de convencerme se le apaciguaron el día en que le dije que jamás profesaría una religión que ve el cuerpo como centro del pecado, que practica la intolerancia, prejuzga, condena y por tanto discrimina a personas que son iguales a todos y que preferiría mil veces un viernes en la noche salir a tomarme un pisco sour con mis amigas lesbianas y amigos maricones que quedarme en la casa acostada leyendo esos versículos satánicos. Después le da con que el día que yo sea madre entenderé la importancia de tener fe y de los valores que le querré inculcar a mis hijos.... ayyy si no se cansa.
Pero eso no es todo. Noooo... además tengo que toparme con sus mensajes bíblicos que ha empezado a colgar en lugares COMUNITARIOS de la casa, como es la cocina, mi segundo lugar predilecto después de mi pieza. Me siento invadida. Y ya para terminar de cagarla, escucha una radio canuta todo el santo día, y ahora hace un rato los de su grupo le regalaron un cassette que pone de lado a lado y lo canta voz en cuello como adolescente enamorada. Es como la Yuri, pero versión chilena.
No, si acá están todos locos. Yo encuentro que se les pasa la mano. O sea, cómo no voy a estar chata si mientras mi hermano decora su pieza con posters rockeros con letras, símbolos y mensajes satánicos y me bombardea todo el día con su heavy metal a todo volumen (su pieza está junto a la mía), mi mamá tapiza la casa con extractos de la Biblia y sintoniza una radio de alabanza continua las 24 horas del día, 7 días a la semana?????? Puta si esta casa nadie la entiende.
Por eso, en mi desesperación de atea vilipendiada le pido a la Virgen de los Cochayuyos que se apiade de mi alma y me dé paciencia. Dame paciencia de santa porque la estoy necesitando, virgencita de los milagros.
Saludos,
P.
11 comentarios:
Yo creo q debieras abanderarte por algo y tapizar tu pieza, da lo mismo de que, el asunto es combatir de la misma forma. Finalmente todos ahi están haciendo lo que quieren, menos tú, que solo aguantas.
más que paciencia tienes que actuar!!! pero para ti.
saludos.
p.h.
Oye no es mala la idea. Voy a aplicar imagenes de pornografia con actores de raza negra, y de paso alimentar un poco mi fantasía...
Gracias por el dato,
P.
Puchero que quieres que te diga, por ahi hay un adagio que dice "Dios castiga pero no a palos..." jajaja, en estos años de amistad cuantas veces me has molestado por mi religion y hecho inumerables bromas, en fin miralo por el lado positivo esta nueva forma de vida de tu mama te puede servir por ejemplo para recordarme ahora que estamos tan lejos, jajajaja
Amiga un beso miralo por el lado positivo por lo menos ahora tu madre tiene en quien creer.
besos Mariela
jajaja no quiero ni imaginar cómo te habrás reido de mi con esto.
un beso mi washa,
P.
Gracias perruna infame. Obvio que me lo tomo con humor, mientras tenga la esperanza de que todo me resulte como espero por allá en la capitale oiga, las barbaridades que estos Locos Addams me resbalan su resto. Hay veces en que de verdad me río, si esta vida es muy surrealista. Dicen que madre hay una sola y justo me tenía que tocar a mi por las reflautas!
Si mi guacha.. véngase pa aca. Yo le cocino de vez en cuando y la regaloneo como un hermanito.
Se te echa de menos.. me da lata que lo estes pasando mal.
En cuanto a tu hermano, dile a ese vago alfeñique que no te huevee o le voy a dar una patada en el culo cuando lo vea! (se tiene que acordar de mi.. sabe que calzo 45).
Besitos mi guachis.. y vengase no ma'
T.
OBVIO que puedes lucrar de mi po watoneta comercial. Veo que estás condenada al placement eterno, le andai buscando la triquiñuela proveshosa a cuanta cosa se te atraviesa en tu camino. Te autorizo formalmente a ser mi manager. Quién sabe, quizá te hagas millonaria...
Beso washona,
P.
Oh, dulce mujer de rosáceos dedos, mis ojos han quedado tan inmersos en tal mar de cuento que no he podido salir de el. No digo cuento por fábula sino por el mero gusto de interpretarlo como tal.
Agradece mi ser tu más sencillo gusto (o disgusto) por compartir tu vida con nuestros amigos binarios que llegan a mis ojos hasta Veracruz.
No he podido apartar mi deseo de conocerte desde que leí tu imperiosa necesidad de escribir urbanamente, sábete que eres una chica por demás fuerte, bella. No dejes que tan desconcertante situación derrumbe tan bello corazón, acabo de pasar pocos meses de 2 terribles sucesos, también pensé en que me llevaran a ese cuarto de Carl Sagan y ver mi vida en 3a persona y quedarme en paz total, ahora sé, como te dicen arriba que, (vaya, sin afán de nada religioso) Dios aprieta pero no ahorca...
Solamente sé una cosa y la sé porque aún no la entiendo =) y no la entiendo porque es lo más místico, supongo. Me lo dijo un completo desconocido pero que me lo dijo como si conociera de años:
"Nadie se resiste a la paciencia y al amor"
No es consejo, nada más te digo lo que me comentaron y que pues sí, me ha servido mucho la paciencia, del amor estoy muy pendejo aún en ello pero estoy echándole candela.
Saludos.
H.
Podrías hacerte un cuarto alehjado, como para estar sola y pensar. Podrías ahí tener tu soledad. Ni lasucia ciudad ni la ensuciada pobre flia. En el terreno de tu casa.
Dios no es lo que tu mamá dice, ni lo que los curas o los protestantes dicen.- Dios es el éxtasis del alma. Si de alguna manera tu texto es bueno, es porque estas mas adentro tuyo, menos alienada. Y eso te lo dió la soledad y el sufrimiento. A pesar de los mal que la pasas, te gozas en ese placer hondo, se nota. Y es bueno eso.
El dolor purifica el alma. Y en el dolor más hondo, menos maquillado de placeres conformistas, de placebos, se da el éxtasis místico. Por eso la Cruz.
Si se conocieran los santos antiguos; no por medio de santulones clericales, sino por alguien que escribiera con sangre como Nietzsche. ¡Ahí se vería bien lo que es el Cristianismo! *-que Nietzsche criticó superfluamente tomándolo por su decadencia-
Si admitimos que Nietzsche sintió, entonces podríamos decir que Nietzsche, en sentir, no le llega a los talones a uno de los Ascetas del Desierto del S.III.
Baudelaire, Kierkegaard, otros sintientes y vivos, ambos por contemplación, que es eso la verdadera oracion que tanto se mal habla, y tanto se malpredica.
Teresa de Avila, fundando un grupo de emulos de los contemplativos del desierto, haciendo frente a todo el clero de su tiempo, eso es morir por la vida más alta. Ahora no hacemos frente ni a un diputado por miedo, y porque no tenemos más que confsion en la mente ¿Qué iriamos a decir?
Pablo apostol crucificado, o sea como si dijeramos hoy día fusilado, ¿Nadie se da cuenta que eso vale por sí mismo? Y se alejan porque la Iglesia está decadente ... ¡Qué importa eso?! Anula eso lo que es la religion verdadera y Dios? No se transparenta en esas actitudes que es estúpido creer que la Iglesia es eso que vemos en los curas o en los protestantes?
Esa estupidez que hacemos sería lo mismo que deshechar a Nietzsche porque vemos a Mirtha Legrand diciendo que ella está "más allá del bien y del mal". O por escuchar a el cantante de Babasónicos -mogolico cósmico- decir que lee a Baudelaire - que seguramente lo hace- y por eso creer que él es un auténtico émulo de Baudelaire y un fiel representante de su doctrina.
Vamos!
Si querés leé a Leonardo Castellani. Te va a costar porque lamentablemente sos una humanista, pero no te deprimas, hoy todo hacemos lo que los medios de comunicacion y la ONU nos dictan. Todo se cura. Tené paciencia. Pero si lográs entenderlo algún día va a valerte mucho.
En fin, estate bien.
ME PARECIO MUY SIMPATICA TU HISTORIA, PERO, LA IMAGEN DE CRISTO MODIFICADA ES UN INSULTO INTOLERABLE. SUPONGO QUE NO FUE TU INTENSIÓN, PERO, SI ERES HUMANISTA, DEBERÍAS SACAR ESA IMAGEN PORQUE ES OFENSIVA. TAMPOCO DEBES INVOCAR A LA VIRGEN EN UNA FORMA TAN INADECUADA. LA RELIGIÓN NO ES UN ASUNTO COMICO, SINO UN VALOR HUMANO. TE DESEO EXITO Y PAZ EN TU FAMILIA, ESTE MENSAJE ES CON LA MEJOR INTENCIÓN. ME LLAMO FERNANDO TENGO 34 AÑOS Y ESCRIBO DESDE LA CIUDAD DE "LA PLATA" CAPITAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, REPUBLICA ARGENTINA.
Hola Fernando!
Antes que todo, gracias por visitarme y por el tono respetuoso con el que me das tu opinión. Ojalá todas las personas, tanto en mi blog como en todas las demás instancias de la vida, manifestaran su desacuerdo con el buen tono que utilizaste.
Como podrás adivinar, no concuerdo contigo en que la imagen sea ofensiva ni que mi invocación a la virgen sea inadecuada y te voy a dar mis motivos. La figura de mi foto no es Cristo, si no "Buddy Christ", utilizado en la película "DOGMA", del célebre Kevin Smith.
Por otro lado, la Virgen de los Cochayuyos a la que dirijo mi carta no existe, es un nombre ficticio que vengo escuchando desde chica en situaciones de sano humor, justamente para no involucrar nombres reales.
Concuerdo contigo en que la religión no es un asunto cómico. Pero no me equivoco cuando afirmo tampoco es una desgracia. Si así fuera, tantos sacerdotes no recurrirían al humor durante sus sermones para conseguir captar la atención de los feligreses y lograr cercanía.
El humor es tan necesario como el aire y el amor en nuestras vidas. Y creo que cualquier tema, incluso la muerte, pueden ser vistas a través de este lenguaje, cuando se ocupa correctamente, como en este artículo.
Entiendo y respeto que seas una persona, como tantas otras, con un gran apego a la religión y practicante de ciertas normas bastante estrictas. Si es así, lamento que el artículo haya herido alguna sensibilidad particular tuya o de algún otro lector anónimo.
Sin embargo, considero que más allá de casos particulares como el tuyo, el artículo en cuestión desde que se publicó hace casi dos años no ha causado la molestia de nadie más que me lo haya hecho saber como tú. Una vez publiqué algo que de verdad recibió muchisimas críticas y muestras de desagrado y sentí que sí podía ser molesto para los lectores y procedí a editarlo. Pero en este caso sé que lo escrito no implica ningún problema para la amplia mayoría de personas que pasan a leer esta columna.
Gracias por tus buenos deseos de éxito y paz. Siempre se necesitan!
Un gran abrazo para ti,
P.
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