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Aquellas conversaciones
Bueno, primero que todo van a tener que saber disculpar lo fome de este post, pero ando bien falta de inspiración, parece que otra vez la yegua se fue de vacaciones indefinidas sin previo aviso (no les decía yo que era una rota) y a cambio me dejó esta lluvia incesante y que tiene a las autoridades sureñas pensando seriamente la posibilidad de cambiar el transporte público a botecitos, barcazas y canoas. Ya veo que un día de estos amaneceré con branquias.
Ahora, pasando a otro tema, el otro día conversando con una amiga me acordé de esas conversaciones a las que una se enfrenta en la vida, principalmente en los tiernos e inocentes años de infancia. Un ejemplo es cuando llega el complicado momento de enterarse de que la cigüeña no es precisamente la responsable de la sobrepoblación mundial, si no el conocido fenómeno animalesco llamado calentura y al cual los seres humanos, claro está, no somos ajenos. Me acuerdo que la que tuvo la dificil tarea de revelarme el secreto fue, obvio, mi mamá. Una noche en Televisión Nacional dieron un reportaje que hablaba del aborto y yo estaba impactada, pero como que no entendía mucho. Entonces mi madre no encontró nada mejor que aprovecharse del pánico y, viendo que yo tenía poco más de 8 años, decidió que era el momento preciso para explicarme todo. ¡¡¡Puta la wea!!! No lo podía creer. ¡¡Miles de impactos al mismo tiempo!! No sé cómo no salí a la calle a tirarme frente al primer auto que pasara. O sea, en una misma noche me enteré que mis papás hacían eso, que yo y mi hermanito de un año éramos el resultado de eso, que mi mejor amiga y todos los que conocía existían gracias a eso, que yo también iba a tener que hacer eso algún día si quería ser madre, que finalmente el mundo entero se reducía a eso, y que para colmos tenía que mamarme un documental donde aparecían guagüitas muertas y fetos descuartizados, y todo porque sus procreadores no fueron capaces de aguantarse las ganas de hacer eso. En otras palabras, en un par de horas me enteré que la gente tiraba y abortaba. El mundo era un asco y de un zuácate se me habían pasado las ganas de seguir en él. Pero bueno, supongo que con el tiempo superé la crisis....
Lo interesante es que a los pocos años me enfrenté a la inesperada misión de estar al otro lado de la mesa, es decir, explicarle yo a un niño el asunto éste. O más bien dicho, un área relacionada con eso, no eso mismo. Yo tenía 15 años y mi hermano unos 8, era verano y lo estábamos pasando en Quilpué en la casa de nuestra familia. Esos veranos siempre han sido lo mismo; cagarse de calor e ir a una piscina buenisima que quedaba a unos 10 minutos caminando desde la casa y donde por supuesto había que pagar entrada. Llevábamos unas semanas yendo sagradamente todos los días los dos solos y de pronto me llegó esa desagradable visita mensual y lógicamente en esas condiciones no podía ir a bañarme. Como era de imaginarse, mi hermano no entendía un simple "no" cuando me decía: "¿Pao vamos a la piscina?". El pobre no aguantaba las ganas de ir (porque no tenía permiso para ir solo) y me cateteaba y ya estaba derechamente enojado por mi repentino cambio de "humor". Y a esa edad pucha que son cargantes, sobretodo mi hermano. Hasta que al tercer día ya me tenía chata con sus insistencias, así que no me quedó otra que invitarlo a caminar por ahí y explicarle de alguna manera que las mujeres a partir de los 13 años aproximadamente teníamos que mamarnos mensualmente un evento aguafiestas que nos dejaba un par de días inhabilitadas para realizar ciertas actividades, entre ellas la piscina. Por suerte él ya tenía ciertos conocimientos de eso, así que mi cátedra se limitó sólo a darle las explicaciones de mi indispocisión momentánea. Después de todo lo que le dije, me quedó mirando y medio resignado me dijo: "Ya oh, te espero unos días...".
Ése fue mi aporte de hoy. Alguna de "aquellas conversaciones" que quieran compartir aquí?
Un saludo,
P.
Ahora, pasando a otro tema, el otro día conversando con una amiga me acordé de esas conversaciones a las que una se enfrenta en la vida, principalmente en los tiernos e inocentes años de infancia. Un ejemplo es cuando llega el complicado momento de enterarse de que la cigüeña no es precisamente la responsable de la sobrepoblación mundial, si no el conocido fenómeno animalesco llamado calentura y al cual los seres humanos, claro está, no somos ajenos. Me acuerdo que la que tuvo la dificil tarea de revelarme el secreto fue, obvio, mi mamá. Una noche en Televisión Nacional dieron un reportaje que hablaba del aborto y yo estaba impactada, pero como que no entendía mucho. Entonces mi madre no encontró nada mejor que aprovecharse del pánico y, viendo que yo tenía poco más de 8 años, decidió que era el momento preciso para explicarme todo. ¡¡¡Puta la wea!!! No lo podía creer. ¡¡Miles de impactos al mismo tiempo!! No sé cómo no salí a la calle a tirarme frente al primer auto que pasara. O sea, en una misma noche me enteré que mis papás hacían eso, que yo y mi hermanito de un año éramos el resultado de eso, que mi mejor amiga y todos los que conocía existían gracias a eso, que yo también iba a tener que hacer eso algún día si quería ser madre, que finalmente el mundo entero se reducía a eso, y que para colmos tenía que mamarme un documental donde aparecían guagüitas muertas y fetos descuartizados, y todo porque sus procreadores no fueron capaces de aguantarse las ganas de hacer eso. En otras palabras, en un par de horas me enteré que la gente tiraba y abortaba. El mundo era un asco y de un zuácate se me habían pasado las ganas de seguir en él. Pero bueno, supongo que con el tiempo superé la crisis....
Lo interesante es que a los pocos años me enfrenté a la inesperada misión de estar al otro lado de la mesa, es decir, explicarle yo a un niño el asunto éste. O más bien dicho, un área relacionada con eso, no eso mismo. Yo tenía 15 años y mi hermano unos 8, era verano y lo estábamos pasando en Quilpué en la casa de nuestra familia. Esos veranos siempre han sido lo mismo; cagarse de calor e ir a una piscina buenisima que quedaba a unos 10 minutos caminando desde la casa y donde por supuesto había que pagar entrada. Llevábamos unas semanas yendo sagradamente todos los días los dos solos y de pronto me llegó esa desagradable visita mensual y lógicamente en esas condiciones no podía ir a bañarme. Como era de imaginarse, mi hermano no entendía un simple "no" cuando me decía: "¿Pao vamos a la piscina?". El pobre no aguantaba las ganas de ir (porque no tenía permiso para ir solo) y me cateteaba y ya estaba derechamente enojado por mi repentino cambio de "humor". Y a esa edad pucha que son cargantes, sobretodo mi hermano. Hasta que al tercer día ya me tenía chata con sus insistencias, así que no me quedó otra que invitarlo a caminar por ahí y explicarle de alguna manera que las mujeres a partir de los 13 años aproximadamente teníamos que mamarnos mensualmente un evento aguafiestas que nos dejaba un par de días inhabilitadas para realizar ciertas actividades, entre ellas la piscina. Por suerte él ya tenía ciertos conocimientos de eso, así que mi cátedra se limitó sólo a darle las explicaciones de mi indispocisión momentánea. Después de todo lo que le dije, me quedó mirando y medio resignado me dijo: "Ya oh, te espero unos días...".
Ése fue mi aporte de hoy. Alguna de "aquellas conversaciones" que quieran compartir aquí?
Un saludo,
P.
9 comentarios:
De las mismas no más. Llegamos con mi hermano llegamos dando gritos de júbilo, contándoles a nuestros padres:
¡¡Vimos unas chinitas culiando!! ¡¡Vimos unas chinitas culiando!!
Ellos se miraron nerviosos y nos preguntaron si sabíamos lo que era "culiar".
Nosotros nos miramos avergonzados y confesamos que no.
Allí nos soltaron la pepa. Me imaginá a mi papá y mamá en el acto y todavía de he podido dormir en paz. Los había vistos sin ropa en la ducha (por separado)y la perspectiva del sobajeo de esos mostruetes horrorosos que tenían entre las piernas me superó po completo.
Tuve la convicción también, de que yo jamás tendría ganas de participar en esa aberración del mundo adulto.
Pobre Ernesto, no tenías idea que los deseos suprahumanos de hundirse en esa inalcanzable aberración acabarían contigo.
Divertidísimo post.
Ta muy bueno, voy a pensar acerca de aquellas conversaciones y te mandaré algo..
La verdad es que mi idea no es revelar mi identidad secreta pero creo que tu y yo nos conocemos de la UNIACC. Institución del demonio en la cual yo tb estudié..Tu vivias con una compañera de mi actual señora, con María José Droguett en un depto. en julio Prado si no me equivoco y una vez nos invitaron a un pequeño asado en el cual estaba Mario Sanchez tb, quien pololeaba con la Pepy...no sé si te acordaste de quien chucha soy, pero Tapio me dijo quien eras tu, cuando me puso como link en Cinematografia.cl..espero no haberme equivocado de persona..o si?!!!
enseñame a poner la foto..ya?
chao, saludos,
525 criticas
Oye..., no es un tema menor el enfrentarse a la inocencia de unos ojitos que te miran ansiosos por encontrar la sabiduría en tus palabras (la adulta), cuando uno lo único que está pensando es en "Cómo mierda se lo explico!"....
Como anécdota y "lección" puedo contar que un día un amigo estaba en el living con sus hermanos (hombres todos)y sus viejos, derrepente entra al living su hermanita chica, y con carita de interrogación , se acerca al papá y dle dice "papá...¿qué es reproducción?"...., entonces un "uuuuuuuuuuuuuuuu" general se escuchó en la habitación, y mientras el padre, aproblemado, tragaba saliva... como dándose tiempo y valor para comenzar la temida tarea de educar a su niña...., el resto de los integrantes de la familia comprendieron que esa conversación sería profunda e importante, a si que era mejor emprender la retirada por la izquierda, Así dejaron solos al padre con su hija, la que seguía mirándolo sin percatarse del vergonzoso momento que su progenitor estaba viviendo. El tema es que el padre por fin agarró el coraje y se lanzó a darle un tremendo discurso sobre lo que era la reproducción, la importancia e implicancias de la reproducción, sin por supuesto dejar de lado el tema "moral" que debe transmitirse con este tipo de explicaciones.... El problema era que a pesar de su esfuerzo y paciencia para explicar, la niña lejos de entender lo que el padre le decía iba poniendo una cara de confusión cada vez más marcada...., por lo que el padre ya derrotado, en su ansiedad de satisfacer la curiosidad de la niña le pregunta: ¿por qué preguntas eso?, ¿dónde lo escuchaste? (esperando que el contexto de la situación lo ayudará a explicarle mejor), y ésta responde: "En ese pouster de ahí.., que abajo dice "prohibida su reproducción"... :S
Moraleja 1: Todo es más simple de lo que parece...
Moraleja 2: Lo primero que hay que preguntar a un niño, antes de responder es "de dónde lo saco o por qué pregunta".., de esa manera podemos ahorrarnos tiempo y más de algún momento muy vergonzoso y estresante... ¿o no?
;)
Un beso grande,
Soltaire
Juajuaujajaja puta que me hicieron reir.
Oye Hija! existen weás indignas en la vida, pero que te pillen agachada con la raja al aire... LO PEOR!!!!
De chico siempre mis amigos me tuvieron encargado de las rlaciones públicas. No era precisamente por el tino y la labia desbordante, si no que por alguna razón mi poder mutante es el de la sinceridad. No tenía drama en acercarme y decir sin asco "oye.. se murió tu papa anoche".
La cosa es que mas viejote vas cachando que a veces estas medio encariñado con las personas y noquieres decir las cosas tan crudamente. Siempre estoico ante la "NO MENTIRA", prefiero decir "no quiero hablar de eso" y que me superputeen y que se pasen los mil rollos del infierno antes de perforar con el estilete de la realidad el corazón de personas que no podrían soportar una revelación.
Fué así como una vez en el parque nacional conguillío mi primiro de, en ese entonces, 8 años se me acerca inocentemente mientras lavaba los platos con mas personas: "¿Tapio?, ¿que es un afrodisiaco?"... puta madre!. La música de Barry White empezó a sonar. Porturas como el potro salvaje y la palanca del diablo se dibujaron en la retina. ¡Cuantos recuerdos!.. y yo metido en la mitad de un parque nacional entre viejas, mi familia y pájaros carpinteros. Salivando ante las sensaciones que se me despertaron en esa selva virgen y la abstinencia por razones obvias iba a revelarle a mi sobrinito una verdad en un lenguaje que no correspondía. Por suerte miré, antes de abrir mi bocota, sus dulces ojitos y me digne a mirar alrededor donde un séquito de viejas sin sexo, que lavaban junto a mi y callaban en espera de una respuesta. "Pregúntale a tu papá", le dije. Ni cagando me mojaba el potito. Ahí mismo me fusilaban si abría la boca.
saludos
Tapio (que jamás se ha podido loguear en esta cagá)
PD: Saens, ¿cómo me has dado esa imagen?. adivina en que será lo primro que seme venga a la cabeza la proxima vez que te salude. Me programaste!!!.. why.. whyyyyy!!!!!. 'ta que me caís bien. Excelente relato. besos washona.
Hola que tal?, bueno solo pasaba a saludar, tu blog está interesante, muy bueno la verdad : ), nos leemos, saludos,
JD
El comentario más apropiado para el tema "tronco adelante incline" es "¡chiiiitas que está obscuro!"
Ave palta
Cuando era chico y, debido a que mi hermana era más tranquila que una foto y me sentía como hijo único, siempre andaba metiéndome en todos los negocios o casas donde me lo permitieran en mi manzana (que en ese tiempo era como todo un mundo) La cosa es que la típica tía paronoica le dijo a mi vieja que, en virtud de mantener mi salud psíquica y virginidad anal, me explicara lo que era la homosexualidad (en esos años homosexualidad = homosexual = pedófilo) Mi pobre y trancada madre (cuando entró a la U creía que las guaguas se tenían por darse besos... y no es talla) se dio más vueltas que león enjaulado y encontró su oportunidad cuando yo estaba viendo en la tele a Miguel Bosé (en ese tiempo en malla, dando saltos y más suelta que nunca... no el indefinido pero masculino cantante de hoy en día) y me empezó a explicar que había algunos hombres... raros... que me podían hacer daño... tocarme donde no debían... Yo, me imagino que extrayendo la información de alguna conversación homofóbica de mi padre, le pregunté si se refería a los "maruchos". ¿Los maruchos?, preguntó ella. Sí, respondí yo indicando la pantanlla: Como Miguel Bosé. Mi madre asintió perpleja y yo contrapregunté si me estaba advirtiendo por si algún marucho quería enmarucharme. Mi progenitora asintió y, asustada de enterarse si manejaba más información sobre el tema, puso pies en polvorosa. Hasta el día de hoy jamás me ha vuelto a hablar de sexo.
Gordo por fin apareciste! Juajuajua veo a tu mamá toda maneá tratando de explicarte cosas y tú pa variar abriendo la boca y dejándola en jaque. Pobrecita, la bestia que le tocó parir.
Echando un ojo general a los comentarios de este post, uta que son "especiales" mis amigos, toi cagáaaaa
Nos vemos pronto (el otro fin de semana) y besitos grandototes y baboseados a la frau y a Pío de mi vida.
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