Y la lluvia caerá...

5:15 p.m. 1 Comments

Por estos días se cumplió un año desde que me vine de Santiago al sur. El cambio fue grande: cambié el smog por el olor a humo de las estufas a leña, las ramificaciones de edificios por familias de ulmos y hualles que proliferan en los campos, los bocinazos y motores acelerados por fuerte la lluvia y los granizos golpeando incesantemente techos y ventanas. Sin embargo, más allá de un fenómeno climático, en estos doce meses es más que lluvia de agua lo que he debido soportar. Me han llovido momentos en que debo recurrir a mi tolerancia olvidada para aguantar las vicisitudes de volver a vivir en familia y acostumbrarme a una cotidianeidad que muchas veces, más de las que quisiera, me agota. Diez años viviendo sola te forjan mañas que después son un verdadero lío sacarse de encima. ¿Y los amigos que dejé allá? Temporales de nostalgia me atacan a diario y en todo momento; no logro doblarle la mano a la enorme necesidad de compartirlo todo con ellos, desde los atardeceres anaranjados y la neblina entre los bosques, hasta los ratos en que me aislo y debo masticar sola mis penas y alegrías.
Pero bueno, no quiero un paraguas que me cubra de este intenso aguacero de sensaciones nuevas, pues ellas, como siempre, traen consigo lecciones inevitables. Varios arranques de rabia y frustración me han enseñado que, ante todo, tengo que tener paciencia. Paciencia para entender al resto, paciencia para echar a andar mis proyectos, paciencia para volver a ver a mis amigos, paciencia para observar y dar finalmente con aquello que justificará haber cambiado tantas cosas, buenas y malas, por esta vida en provincia; paciencia para ser feliz. El tiempo me dará la razón.

Payayita

Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh mi querida mujer de dedos circunspectos de poesía. Siempre es bueno hacer cambios y, claro, el pulmón ocasionalmente necesita llenarse de aire que no contenga CO2 o monóxidos.

Me mantendré recurrente para ver qué disparates hace tu razón con tan bellas líneas.

Huroman.