Permuto dolor por placer

6:34 p.m. 5 Comments

Se acabó, hay que hacer un cambio. Anoche hablaba por teléfono con una amiga que por estos días sufre un nuevo revés del corazón y mientras echaba a macerar sus penas de amor en una copa de pisco sour sostenida con la mano derecha y el celular con la izquierda, decidimos hacer un llamado y abrir una campaña para promover un cambio sustancial en la existencia. Nos cansamos de tener que aguantar que la vida nos ande tratando a su antojo y nos tenga continuamente en el limbo, de un lado a otro en el espectro de las emociones, pasando de la euforia de los buenos momentos, a la frustración causada por las puñaladas en la espalda. Sí señores, las puñaladas las da la vida misma, ella es la única responsable por esos ratos en que nos hace enojar y la despreciemos con toda el alma. Mejor acomodarnos a estos tiempos en que todo se vende, se compra, se transa, se permuta; todo tiene precio y valor. Nada es gratis. Si Eva fuera una mujer como las de hoy, jamás se hubiese dejado embaucar por esa serpiente ponzoñosa y en 2 segundos hubiera sospechado de sus palabras y le preguntaría: "A ver, por dónde me vai a cagar...?!". Es que hoy no se puede confiar en nadie, ni siquiera en esas personas que nos llegan a marear de tanto jurarnos amor aterno y a la primera oportunidad nos pegan el bofetazo de la desconocida. Y ahí es cuando viene el dolor. Pero eso se acabó. Hemos decidido cambiar el dolor por el placer. Para eso, diseñamos una pequeña lista de los dolores de los que queremos deshacernos para siempre y como "hay de todo en la viña del Señor" seguro que encontramos alguien que quiera hacerse cargo de aquello que no nos sirve, a cambio de uno que otro goce.

Lista de dolores:

Dolores físicos: artrosis, atritis, osteoporosis, reumatismo, tumores ramificados sin importar la ubicación, trombosis, coágulos, estreñimientos, bloqueos de esfinteres, cefaleas y migrañas, parálisis de todo tipo, frigideces, fracturas, esguinces, cercenamiento de extremidades, malestares estomacales, indigestiones.

Dolores del espíritu: abandonos, infidelidades, depresiones, bipolaridad, síndrome suicida, sur-ménages, traiciones, deslealtades, desprecios, muertes, nacimientos, desapariciones, y por supuesto amores y sus derivados: desamores, amor platonico, amor no correspondido, amores que matan, amores obsesivos, amor reprimido, amor compartido, etc.

Aceptamos:
Primeramente cualquier tipo de dinero, ya sea electrónico, cheques, redcompra. También aceptamos joyas, autos, propiedades, departamentos tiempo compartido, bienes materiales y raíces, acciones; sesiones de peluquería, manicure, paticure, depilación brasileña, pierna completa, spa, masajes, invitaciones a esquiar, a bailar, comer, gozar, cantar, viajar, volar, montar, escalar, subir, bajar. Bienvenidas son las terapias que incluyen contacto con animales, chimpancés, delfines, focas, pingüinos, avistamientos de ballenas, monjes tibetanos, prácticas de disciplinas orientales de relajo y autoconocimiento. Especial valor tendrán ofrecimientos que incluyan toda clase de placer carnal ilimitado y extremo; no es necesario detallar esto, pues las posibilidades son tan amplias como inimaginables. Pero sobretodo, queremos reír.

Besos,
P.

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Mameeeeta

7:03 p.m. 1 Comments

Alguna vez les ha pasado que sienten como si algunas áreas de sus vidas fueran sacadas de una teleserie? Bueno, a mi me viene pasando de un tiempo a esta parte. El fenómeno "Brujas", teleserie producida por Canal 13 y que se emite diariamente para todo el país, ha traspasado las pantallas y así como ellos tienen su "Martuca", el personaje que mejor acogida a encontrado entre el público, yo tengo a la "Pini", quien por razones lógicas no tiene el mismo rating del papel interpretado por Solange Lackington, pero sí tiene su incomparable glamour. No hay día que un "mameeeeta reeeeeca y apretadeeeeeta ñam ñam", "me extraña araña que siendo mosca no me reconozca", "me intriga hormiga", "obvio microbio" o algo por el estilo no me aparezca en una ventana de conversación del messenger. Así que por eso y por todo lo que me haces reir, te va este saludo con muuucho cariño, washona.

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Chao pescao,
P.

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Obsesionada con el pasado

8:38 p.m. 6 Comments

Así es! Hace un par de meses hablando con una vieja amiga (créanme, es tan "vieja amiga" que nos conocemos desde los 5 años) nos dio por recordar las canciones que bailábamos en nuestros inocentes años del colegio. De esta manera, decidimos recopilar la mayor cantidad de temas de nuestra época adolescente y hoy, gracias al gentil auspicio de mis amigos personales Soulseek y eMule cuento con una cantidad considerable de canciones, de las cuales algunas incluso caben en la categoría kitsch. Algunos ejemplos: 2 Unlimited, Ace of Base, Amistades Peligrosas, Bananarama, Banda Blanca, Bangles, Beck, Bon Jovi, Cristina y los Subterráneos, Debbie Gibson, El General, Garibaldi, Gipsy Kings, Jovanotti, Locomía, Marta Sánchez, Martika, Mc hammer, Milli Vanilli, New Kids on the Block, Paula Abdul, Poison, Rick Astley, Roxette, Scorpions, Skid Row, Tam Tam Go, The Sacados y UB 40. Con esto me uno a la moda del revival que ha ganado tantos adeptos en este último tiempo, al punto de que en unos días más un evento de estas características traerá de regreso a Chile a Massiel y Manolo Galván, entre otros.
Pero no todo es música en este síndrome nostálgico. Desde hace algunas semanas, y después de caer en la cuenta de no estar aprovechando las facilidades que da la banda ancha, me dispuse a bajar capítulos de una serie que marcó mi pre y la adolescencia misma: los Thundercats. La serie completa está compuesta por 130 capítulos, de poco más de 20 minutos cada uno, divididos en 2 temporadas. Lamentablemente, y como era de suponer, es mucho más fácil encontrarlos en inglés y por supuesto no quiero bajarlos así, si no en español; sin embargo mi esfuerzo hasta ahora me ha llevado a tener 20 capítulos, entre ellos los 10 primeros, lo que no es poco considerando que entre ellos suman 3, 19 gigabytes. Y "subiendo" mientras escribo esta columna retorcida. La idea es esperar la venida de mi amiga a Osorno; ya está todo hablado con ella para darnos una "Maratón Felina Cósmica" con algo rico para comer, unos pisco sours y la estimulante erección de la Espada del Augurio. Qué no daría por ver más allá de lo evidente....



Hasta la próxima, antiguos espíritus del mal.
P.

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Los ojos de mi madre

7:09 p.m. 0 Comments

columna "Tiro Libre" de la Revista EL SÁBADO de El Mercurio.

Me puse a buscar textos sobre la ceguera, y di con una anécdota protagonizada por Borges cuando ya casi no veía nada y aún hacía clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Según el relato de su amiga María Esther Vásquez, una mañana entró un estudiante cualquiera en su aula y le dijo:

­Profesor, tiene que interrumpir la clase.

­¿Por qué? ­preguntó Borges.

­Porque una asamblea estudiantil ha decidido que no se dicten más clases hoy para rendir homenaje a Fulano de Tal.

­Ríndanle homenaje después de la clase ­contestó Borges.

­No. Tiene que ser ahora y usted se va.

­Yo no me voy, y si usted es tan guapo, venga a sacarme del escritorio.

­Vamos a cortar la luz ­prosiguió el otro.

­Yo he tomado la precaución de ser ciego. Corte la luz, nomás.

Borges siguió adelante con la clase, habló a oscuras y sus alumnos, impresionados, no se movieron de sus sillas.

Borges era un ciego que no renunció a pronunciar palabras y a escucharlas, que en sus años postreros, de luces y sombras, se las ingenió para dictar textos y hacer que le leyeran aquella literatura que sus ojos no alcanzaban a descifrar. Borges fue un ciego privilegiado.

Fuera de la literatura, creo no saber nada sobre el mundo de los ciegos. A pesar de la miopía intensa que me acompaña desde niño, de lo cerca que viví durante una veintena de años de una Escuela de Ciegos ubicada en la frontera de Ñuñoa con La Reina, acabo de darme cuenta de que nunca sostuve una conversación íntima, privada, con una persona ciega. Por eso quiero narrar el llamado telefónico que recibí hace pocos días de Mónica González: chilena, radicada en Rancagua, 50 años de edad, ciega y sorda.

Mónica González no ve nada desde que tiene trece años y escucha gracias a unos audífonos especiales que se conectan con los huesos del oído. Se los instala a las cinco treinta de la mañana, cuando su pareja se va al trabajo y ella se queda sola con su perra Dalin, y se mantiene con ellos hasta la noche, antes de dormir, cuando la vida vuelve a ser silencio y oscuridad. Mónica quería compartir conmigo la orfandad en la que se encuentran los sordociegos que hay en Chile. Registrados en la corporación que ella preside hay setenta chilenos sordociegos repartidos en ciudades del norte y el sur, aunque Mónica sabe que si investigaran un poco más la cifra aumentaría.

En el último encuentro nacional de discapacitados que se hizo en Algarrobo, Mónica pidió la palabra y preguntó por qué la sordo-ceguera no es reconocida ni recibe ayuda de nadie. No hubo respuesta. Nunca la hay. Nadie se ocupa de ellos. En año de elecciones, además, representan una porción del electorado demasiado insignificante: apenas setenta almas. "¿Qué podemos esperar del país, dice ella, si ni siquiera dentro de nuestros pares somos considerados?".

De los sordociegos que viven en Chile, Mónica González es una de las que se encuentra en mejores condiciones. En estos días trabaja dictando talleres de relajación para adultos mayores y jóvenes en la Municipalidad de Rancagua. Alguna vez se casó, tuvo una hija, se separó, encontró nueva pareja; ahora tiene un nieto.

En nuestra conversación telefónica, Mónica se larga a llorar dos o tres veces. Intuyo que el dolor del abandono y el gesto de ser escuchada le provocan un revoltijo de emociones. "Vengo de una familia de discapacitados", dice. "De ocho hermanos, cuatro tuvimos problemas. Uno de ellos es ciego, otro tiene síndrome de Down, y otra era deficiente mental. Lo mío es más vivencia que estudio. Por eso lucho. Para que mis pares dejen de ser un bulto, un lastre. Es fácil dejarlos tirados en sus casas, aislados. Yo me rebelo contra eso. Respiramos el mismo aire, nos entibia el mismo sol, también nos cae la lluvia. ¿Por qué nos olvidan?".

Mónica González no se mira al espejo ni se maquilla. Tiene, según propia descripción, tez blanca, ojos celestes, un metro cincuenta y seis de estatura, y no es ni gorda ni flaca. Cuando le pregunto qué fue lo último que vio, lo último que recuerda haber visto con nitidez, se queda un rato en silencio y luego contesta: "Los ojos de mi madre. El movimiento de los ojos de mi madre".

Francisco Mouat
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Comparto con ustedes este artículo que leí hoy y me encantó.

Besos,
P.

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