Asunto: bestias peludas

9:41 p.m. 3 Comments

Un asunto laboral me trajo a Santiago la segunda semana de enero. Lo que originalmente era un simple viaje por unos pocos días, se alargó gracias a las invitaciones que mis amigos Lula, Pepa, Diego y Ana me hicieron a quedarme en sus respectivas casas. "Qué lindos y grandes son mis amigos" - pensé- "la suertecita que me gasto".

Pero a poco andar me di cuenta que tanta maravilla, tanta buena onda no podía ser gratuita. Nooo, era mucho pedir. Es que si lo pensamos con la cabeza fría, la vida no es tan linda. Y la muy pelotuda en un principio pensé que era posible que esta gente en verdad sintiera un profundo cariño por mi, que pensaran que después de lo mal que lo he pasado, me merecía un descanso acá y aprovechar los días lindos en compañía de ellos y llenarme de buena vibra. Hay que ser aturdida. Así se aprende, no queda otra.

¿El motivo de mi queja? Simple: en las diferentes casas donde he tenido el (dis)gusto de quedarme, resulta que hay mascotas. Tres bestias peludas y una bestia pinchuda que en su total forman una peligrosa banda organizada para neurotizarme. Dicho de otra manera, me tienen loca. Yo, que suponía iba a poder relajarme y pasarlo bien, disfrutar de todas las amistades, fiestas y reuniones que me escasean el resto del año en el sur, finalmente me salió el tiro por la culata y a estas alturas del verano puedo afirmar con certeza que mi estado mental es peor, incluso, que cuando trabajaba en esa agencia de PNT que me niego a nombrar para no hacerle el favor de pasarle el aviso. Me siento alterada, absolutamente falta de paz. ¡¡Necesito Ravotril!!

Seguramente quien lee esto pensará que me tuve que relacionar con una tropa de alimañas bravas, ariscas, salvajes, hediondas, cochinas, antipáticas, feas y/o peligrosas. No pues, ahí está el problema. Si pudiera describirlos con cualquiera de los calificativos anteriores, sería fácil poder hacerlos a un lado o simplemente ignorarlos, hasta odiarlos. Pero para mi mala suerte, Rutilio, Pío, Flor y Olivia son la cosa más rica del mundo. ¡¡Desesperación!! No puedo dejar de mirarlos, tocarlos, apretarlos, besarlos, morderlos, hablarles, sonreirles, perseguirlos, fotografiarlos y una lista larga de acciones que en su conjunto me alteran los nervios y me tienen con acceso directo al loquero.

Quiero denunciar esta situación a través de mi blog y elevar una alerta a la ciudadanía para que tengan cuidado y estén atentos por si alguna vez se encuentran por ahí con alguno de estos verdaderos asesinos, porque la verdad, a mi ya me han matado de amor varias veces. Puedo dar fe de la autenticidad de estas fotos, pues yo misma las capté en los instantes precisos en que hacían uso de sus encantos para hipnotizar a sus víctimas. Son lo peor. Llamen a Seguridad Ciudadana!

(click para ver más grandes)

1) Rutilio


2) Pío


3) Flor


4) Olivia


Quien vea estas infartantes imágenes, me encontrará toda la razón. ¿Cómo no sentirse irremediablemente enternecida, al borde del ataque cardiaco, cuando, sin importar qué esté haciendo, se me acerca Rutilio y con sus ojitos azules y un ronroneo que llega a producir interferencia en los aparatos eléctricos del departamento, me mira, me estira suavemente su manito de peluche y me pide cariño? O si estoy en el computador, Pío se llega con su hueso de goma en el hocico y con la patita delantera, sentado a mis pies, me toca la rodilla para llamar mi atención y me invita a jugar... Con la Flor sí que hay que tener cuidado, porque juega todo el día, se hace la graciosa, me mueve su indigno chongo de cola y en las noches mientras duerme ronca y habla sola. Y mientras esto ocurre, Olivia se hace bolita y apenas se le asoman sus patitas diminutas entre las púas....

No sé, muchos me tildarán de malagradecida, pero yo la verdad no doy más. Si algún siquiatra se ofrece para tratarme a punta de fármacos (no tengo ninguna otra solución), puede enviarme un mail a payayita@gmail.com . Le estaré muy agradecida.

Y a mis amigos: gracias por enfermarme de la cabeza y, sobretodo, del corazón.

Saludos,
P.

Payayita

Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bah. eso te pasa por pava. Te he dicho mas d euna vez que te puedes quedar en mi casita. Y ahi te tengo dos bestias peludas mas: Jara y Chico.. la gracia de estos es que al menos te cocinaran... ¿o te comeran crudita?

Besos
Tapio

Payayita dijo...

Mmmm... comerme crudita...mmmm..... interesante...

Payayita dijo...

Obvio que Simón es exquisito po watona aturdía!!! Es sólo que no me tocó "convivir" con él. Y menos mal, porque ahí sí que termino de morirme con tanto cosito rico.