Ya casi...

11:18 p.m. 15 Comments

Sigo en Santiago. Quisiera tener una antena wi-fi enchufada en alguna parte de mi anatomía (no quiero dar lugares concretos) y un teclado portátil para poder conectarme a internet cuando quiera y actualizar este blog y no depender de la conexión que encuentre y por el rato que se pueda. Lamento este abandono. Está algo fuera de mi alcance. Pero les pido paciencia. Este viaje debiera ser muy beneficioso y trascendental. Si todo resulta, mi vida tendrá un gran giro.

Hace demasiado tiempo que vengo corriendo esta carrera, y ya falta poco para terminar. El último tramo.

En pocos días, volveré con una actualización más decente.

Un abrazo,
P.

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Pobre sudaca

1:09 a.m. 7 Comments

Esta era la última estocada por la espalda que me esperaba de la vida: George Michael decidió hacer una gira, que se iniciará en Madrid el 27 de septiembre.


Me quiero morir! Aquí hay varios datos que me producen una angustia que me tiene al borde del suicidio y que paso a detallar:

1) Amo a George Michael.
2) La última vez que hizo una gira fue nada menos que el año 1991. O sea, hace 15 años atrás.
3) El motivo del tour es celebrar sus 25 años de carrera, por lo tanto incluye sus más grandes éxitos, incluidos aquellos que lo lanzaron a la fama cuando pertenecia al grupo Wham! (<--- ese signo de exclamación es parte del nombre del grupo, no de mi fanatismo desenfrenado).
4) La fecha del inicio del tour es un día antes de cumplir mis 30 añitos.
5) La gira por ahora tiene conciertos programados hasta el 15 de diciembre e incluye varios paises de Europa.
6) Amo a George Michael.

¿Por qué tengo que tener la mala cuea que a este maricón se le ocurre hacer una gira después de tantos años justo cuando estoy sin trabajo? Es que yo por él estaría dispuesta a endeudarme en chorrocientas cuotas con tal de cumplir mi sueño de verlo en vivo, pero en mi situacion laboral actual, ninguna casa comercial me daría cupo ni pa pagarme un pasaje en micro, menos para partir a las Europas a ver a mi ídolo.

Pero entonces, en medio de mi llanto de calcetinera alterada, me doy permiso para tomarme un segundo de sentido común y me digo: "Paola piensa con la cabeza y no con la niña. Diciembre es invierno allá; acá el verano recién comienza. Podría perfectamente darse en los próximos meses que se agreguen nuevas fechas que incluyan Sudamérica. Al menos Brasil, que es el país donde más posibilidades tiene de venir. Después de todo, es una gira de aniversario de su carrera". Pero por otro lado también pienso: "No seas huevona Pao. Cómo se te ocurre que un maricantunga british estelar como él va a venir a la concha del mundo a cantarle a esta tropa de sudacas con plumas y taparrabos. Seguro que te va a venir a cantar a vooooh! Wena po Bashelé!!"

Ay! Aaayy! Aaaaaaaaaaaayyyyyy!!! Desesperación! ¿No habrá algún concurso por internet para ganar entradas y pasajes y hasta un premio tipo "Una cena con tu ídolo", igual algo más elegante que las "onces" con algún artista chileno onda Miguelo o Álvaro Scaramelli con que premiaban las revistas de espectáculos por allá por los años onchenta? Aunque si me dan a elegir, prefiero un desayuno, como esa vez durante el Festival de Viña que en un arranque de pasión cuma le grité a Juanes que me trajera el desayuno y mi piropo salió comentado al otro día en el matinal de Canal 13 como ejemplo de los ataques hormonales que el cantante colombiano provocaba en la concurrencia femenina.

Bueno, si alguien averigua alguna cosita me pasa el dato please. Me da lo mismo terminar con los dedos tullidos apretando teclas para concursar on-line. La esperanza es lo último que se pierde.

Saludos,
P.

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Piezas separadas

7:00 p.m. 3 Comments

En situaciones como ésta agradezco no tener marido, ni pololo, ni "pierna pelúa" o whatever.

Desde la semana pasada que vengo planificando mi ida a Santiago y este jueves recién pasado tenía todo listo para enchufar mi raja en el asiento de un bus que partiría a las nueve de la noche con rumbo a la capitale oiga y el viernes en la mañana estaría tempranito acomodando mis pertenencias personales en el departamento de mi mejor amiga que este fin de semana justamente celebraba su cumpleaños número XX (es mi amiga, no la voy a echar al agua con la edad). Si hasta su marido amablemente me decía que fuera a verlos, pues según sus propias palabras, estaban en temporada baja. Se veía bueno el fin de semana: celebrando a punta de piscoulitas, como decía el comercial de Lan Chile.

Pero como dice mi canutísima madre, el diablo anduvo metiendo la cola. Y puta que la metió! Y sin besito en el cuello... El jueves a Doña Gripe de las Reverendas Pelotas se le ocurrió dejarse caer en mi organismo sin ningún tipo de aviso previo -rota la weona- y amanecí con las enemígdalas inflamadas y la nariz taponeada con una masa de mocos que apenas me dejaba respirar. Desde que empezaron los fríos otoñales acá en el sur, me he preocupado sagradamente de secarme bien el pelo, dormir calientita, no andar a pata pelá, salir abrigada y hasta me compré Cebion 2000 efervescente. Todos los santos días me tomo 2 gramos de vitamina C para no resfriarme. ¿Y qué gano? Una grande y sonora TAPA. Sanita quería andar la niña... ¡las weas! Tanto tomar precauciones y resulta que cuando más necesito mi salud, amanezco pa'l gato y debo aplazar mis citas. El sentido común me exige quedarme acostada recuperando mi salud y dejarlo todo para más adelante.

Entonces en estos días en cama miro mi indigno estado y pienso que por lo menos no tengo un marido para que me vea así. Es que caer en cama por resfrío es sinónimo de dejar al descubierto lo peor de nosotros mismos, aquello que ocultamos cuando estamos en plan de conquista. Me imagino un Romeo entrando a mi pieza y no puedo evitar preguntarme qué ganas le podrían dar de tirarme las manos o faltarme el respeto con el aspecto de culo que viene adosado sin piedad al cuadro gripal: ojos hinchados y lagrimosos, nariz irritada en los bordes de tanto sonarse, pelo sucio y desordenado, montones de papel tissue usados colmando el velador o reunidos en alguna bolsa con logo de supermercado de barrio apoyada en el borde de la cama junto al piso o colgando de una esquina del respaldo; voz gangosa, tos de perro, sonoros sorbeteos cada treinta segundos, un continuo y desagradable despejamiento de los bronquios - técnica nada elegante comúnmente llamada "botar los pollos"-, olor a encierro en la pieza, en la cama y dentro de un pijama rancio y matapasiones conformado por un grueso y roñoso pantalón de buzo, algún polerón o chaleco y un par de calcetines de lana tan opuestos a los cánones del buen gusto que sólo salen del closet en estas situaciones. Y si necesitas algo, no queda más que pedirlo a grito pelado, porque si te paras a buscarlo, vas dejando en el camino una lastimosa estela de virus y olor a poto.

Así no hay amor que resista ni erección que perdure. He visto matrimonios de años irse a la cresta por culpa de una gripe.

Dudo que exista quien tenga el estómago de compartir la cama conmigo en estos casos. Yo creo que hasta un empleado del Servicio Médico Legal saldría arrancando despavorido.

Siempre he creido firmemente, y cada vez me convenzo más, que cuando me case o me vaya a convivir (para que vean que la esperanza no la pierdo), voy a usar el fantástico sistema de las piezas separadas. Se evita compartir olores y sonidos desagradables y se deja en manos del libre albedrío usar el dormitorio para todo aquello rico y bonito por lo cual la pareja decidió vivir bajo el mismo techo.

Un saludo gangoso,
P.

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Amiga!

1:54 a.m. 5 Comments

Ya sé que:

1) Este blog no lo lees nunca
2) Tu cumpleaños terminó hace 2 horas

...pero como no pude estar allá para darte personalmente el abrazo, te saludo a la distancia.

¡¡¡¡¡ FELIZ CUMPLEAÑOS AMIGA !!!!!


El otro año sí que lo vamos a pasar juntas... Prometido, bitch!

Besotes,
P.

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Música selecta y tejido a crochet

6:12 p.m. 2 Comments

Aclaro el título de este post:

Lo de la música se refiere a que cambié los temas del radioblog (columna derecha del blog) y ahora pueden disfrutar de un compilado cuidadosamente seleccionado para complacer el refinado gusto de mis lectores.

Con respecto al tejido....

Ayer fui al cumpleaños de una gran amiga, compañera de colegio, que vive en un pueblucho a 2 horas y media al norte de Osorno llamado San José de la Mariquina, cerca de Valdivia. La reunión fue super entretenida, pues nos juntamos algunas amigas y conocidas y otra gente nueva para mi. Éramos siete mujeres y seis hombres. O sea, salvo yo, todas estaban con sus maridos. Una estaba con su pololo de años con el que piensan casarse luego. Además, llevaron a sus hijos: se juntaron tres infantes de unos tres años, una guagua de seis meses y habían dos que estaban embarazadas de cinco meses. Maridos, hijos, sexo a toda hora, embarazos, amamantamiento, autos, deberes en casa y en el trabajo...

Yo era el bicho raro del asado.

Cuando llegué y me encontré con este panorama, casi salgo corriendo a la calle a pedirle a cualquier parroquiano que me hiciera una guagua inmediatamente para no desentonar con el ambiente, pero después pensé que esa solución de parche tendría demasiadas consecuencias para mi futuro. Mejor abortar misión y asumir mi condición de treintona soltera, cesante y a pata. Porque claro, fui la única que llegó en micro, literalmente.

Diferencias aparte, la tarde fue super entretenida. Lo que más me agradó fue la sobremesa que hicimos entre todas las mujeres, ya que los hombres obviamente se fueron al patio a fumar, tomar cerveza, hablar de sexo y autos, acomodarse las bolas y tirarse peos. Tomando té y casi a punto de sacar el tejido, de alguna manera llegamos al tema de la vida, sus sacrificios y nuestro actual papel como mujeres. Para mi fue interesante ver que, más allá de las condiciones familiares que al menos por ahora me diferenciaban de ellas, todas teníamos planes similares (de vida, no de celular ni de isapre), esperábamos relativamente lo mismo y lo teníamos todo bastante claro: es tan fácil subirse a la máquina del trabajo, del exitismo y perder el control de lo que quieres y lo que necesitas, y también tan difícil es volver a recuperar el centro y reordenar las prioridades. Es decir, una vez te pones a trabajar, bajo la excusa de darle a tus hijos (o a ti misma) "lo mejor", sin darte cuenta estás trabajando de sol a sol, con la cabeza metida en cuarenta temas a la vez al punto que pierdes tiempo valioso para tu familia, tu pareja e incluso para ti misma. Y luego cuando quieres apretar STOP ya es tarde o te cuesta encontrar las pelotas para tomar decisiones importantes, como trabajar, comprar y sufrir menos.

Al llegar a mi casa le comenté esto a mi mamá y sonriente me tiró una frase que me ha repetido tantas veces: que una vez más le estaba dando un motivo para convencerse que los y las "jóvenes" de hoy le encantan, porque tenemos acceso a tanta información, somos mucho más tolerantes, estamos más abiertos a escuchar y aprender de experiencias ajenas que nos permiten enfrentamos al mundo adulto con ciertos conocimientos que de alguna manera nos ayudan a evitar errores que ellos tuvieron que cometer para aprender. Y a decir verdad nunca dejo de encontrarle razón.

Creo que nos tocó una época difícil: hay que trabajar más, porque la vida es más costosa -hay que pagar hasta por respirar- y no sólo desde el punto de vista monetario. Pero se compensa cuando a las mujeres, a pesar de que hoy tenemos más deberes, se nos abren más posibilidades de sentirnos realizadas. Lo importante es nunca perder el rumbo, aprender a reconocer cuándo estamos invirtiendo nuestras energías en algo que no nos va a llenar y sobretodo jamás dejar de valorar esas cosas sencillas que nos pueden hacer más felices que una cuenta corriente abultada, un crédito hipotecario de por vida o hijos pasteles. Entre tecitos y niños jugando con globos, descubrimos que todas queríamos lo mismo: hacerle una finta a un sistema que nos seduce con el signo $ para luego ser devorados por Dicom. Y es que mientras más trabajas por "tener", más miedo tienes de perderlo todo.

Creo que con un poquito de voluntad, torcerle la mano a ese destino es bastante más posible de lo que creemos.

Provincia la lleva.

Saludos,
P.

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