Malditas bodas

4:16 p.m. 2 Comments

Una amiga se casa dentro de las próximas tres semanas y, aunque me alegra que esté dando un paso tan importante que la hará más feliz, no puedo evitar filosofar a partir de mi perspectiva como invitada a tan magno evento.

Sucede que no entiendo el afán de la gente por casarse. Y no conformes con hacerlo, no entiendo que nos expongan a la tortura de hacernos vestir decentemente y más encima en invierno -o finales de otoño que para el caso da lo mismo-, como si existieran lindos trajes de fiesta de polar y botas glamorosas rellenas con chiporro. Gente loca... hacen de su enamoramiento un sacrificio innecesario para aquellos que los quieren. Más encima se van de luna de miel a algún lugar de ensueño donde los visitantes suelen andar con taparrabos y mientras tienen por único objetivo dedicarse a follar como conejos, nosotros nos quedamos acá lidiando con el frío y, con suerte, con el sexo monotemático.

Además, personalmente nunca he compartido la idea de hacer del matrimonio una fiesta que al final se transforma en una etapa de estrés que aleja a los novios del verdadero objetivo: celebrar la ceremonia en la cual se comprometerán a estar juntos y quererse, amarse, respetarse, cuidarse, acompañarse, enojarse, pelearse, reconciliarse y aguantarse hasta que la muerte los separe, o en estricto rigor, hasta que la tolerancia se acabe. He visto a parejas pasarlo bastante mal durante todo el proceso de organización del evento, gastar una enorme suma de dinero y todo por tratar de hacer de su fiesta algo especial cuando, con la perspectiva del tiempo, uno se da cuenta que son todas prácticamente iguales.

¿Para qué pasarlo mal, me pregunto yo? Juro que si alguna vez encuentro un saco de pelotas que tenga la loca idea de aguantarme y querer hacerlo por el resto de nuestras vidas, o hasta que la tolerancia se le acabe, no pienso celebrarlo así. En pleno verano haré un asado gigante para todos, ropa normal y baile all day long.

Aclaro que esto no es más que mi humilde y retorcida opinión. Cada uno tiene derecho a celebrar como le dé la gana y yo personalmente no gastaría un ápice de energía en hacer una cosa parecida a un carísimo cuento de hadas cuyo encanto desaparece drásticamente desde la mismísima "noche de bodas", donde la primera decepción se hace presente cuando no hay energías ni para que a una le agarren una pechuguita. A eso le llamo yo un buen costalazo contra la realidad.

He dicho!

Love,
P.

Payayita

Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard.

2 comentarios:

Gabriela dijo...

buena fecha para casarse!!!
ojala te animes y lo pases bien.

el dios de los atrimonios te va partir con un rayo papayita, por andar diciendo verdades ocultas :)