Recuerdo que hace como dos años escuché por primera vez "quelqu'un m'a dit" y pasó directamente a mi categoría de favoritas por su melodía y letra simples y la dulce voz de la intérprete. Me pareció una lástima que temas como esos perdieran la oportunidad de hacerse mundialmente populares, debido a la limitación del idioma.



Pero yo no contaba con la astucia de la guapisima cantante que salía en la tapa del disco.

Ahora que Carla Bruni es la polola oficial del flamante Presidente de Francia, recientemente divorciado, la fama de esta compositora-cantante-modelo comienza a dispararse y ya la veo en poco tiempo más convertida en un icono de la música francesa (aunque ella es italiana). Ya no la bajan más del olimpo. Notable estrategia.

Y de pasada, les dejo mi predicción para el 2008: seguro el romance dura un ratito. ¿El motivo? "Mucha carne pa dos huevos".

Au revoir,
P.

Como buena nerd y usuaria del ciberespacio, tengo varias cuentas de correo, a las que les doy diferentes uso según la necesidad. La gmail está para prácticamente todo debido a su gran capacidad y un efectivo filtro antispam. Tengo la del trabajo, otra de hotmail con la que llevo años y varios amigos aún me escriben a esa dirección, y también poseo otra de un proveedor ISP que alguna vez contraté en el sur y que he cuidado mucho de usarla sólo para ciertas cosas que no impliquen el riesgo de llegar a manos de amistades desafortunadamente poco dadas a los usos y abusos de internet y que como tontas caen en la mala costumbre de enviar cadenas, regalando así nuestras direcciones a bases de datos que después nos saturan con SPAM (correo basura) y poniendo en serio riesgos nuestros computadores.

Yendo al grano, hoy me levanté, revisé mis correos y ¡bang! me encontré con un lindo fraude bancario ahí ofreciéndose en la comodidad de mi hogar y nada menos que en la bandeja de entrada de una de las cuentas que no muchos saben que tengo, siendo mi banco una de las excepciones.

El sistema era el ya conocido: aquel en que por correo, el Banco de Chile supuestamente a uno le avisa que faltan datos y que ingresando a una determinada página hay que poner dichos datos (RUT + clave). La página por supuesto aparenta ser del banco, pero no es más que un disfraz para conseguir que uno ingrese información secreta y la envíe a los autores del fraude, delito conocido como phishing.

Desde el principio supe que se trataba de una mentira, sobre todo al ver que el link al que me llevaba el correo empezaba con bankochile, pero decidí seguir los pasos como cualquier victima ignorante del fraude para ver qué pasaba. Pues bien, mi querido Firefox me avisó inmediatamente que la página había sido reportada como fraude, por lo que me recomendaba no ingresar ningún dato y salir de ahi inmediatamente.

Les presento a Chelsea Handler, lejos la mina más divertida que he visto, junto con Sarah Silverman, aunque a diferencia de esta última, a Chelsea puedo verla bien seguido por E! a través de su programa "Chelsea Lately". No he podido determinar precisamente qué días la dan ni la hora, pero háganme caso: véanla.






Y si alguien sabe exactamente el horario de transmisión, me haría un fabuloso regalo de navidad si se paletea con el dato.

Es que le amo. Yo quiero ser como ella, con Chuy y todo.

Saludos,
P.

Cuando éramos cuatro las que conformábamos un inseparable grupo de amigas, más de alguna vez caimos en la tentación de compararnos con el cuarteto de "Sex and the City", aunque claro, harto menos guapas, platúas y ciertamente bastante menos glamorosas que las chicas de tan maravillosa serie. La cosa es que en estas reuniones en torno al pisco sour -y no al cosmopolitan-, cuando correspondía asignarnos cada uno de los personajes, inevitablemente yo era la Carrie Bradshaw del grupo por el simple hecho de que de todas nosotras yo era la que le hacía al oficio de la escritura y hasta podía afirmar que había gente que me leía. No por nada este tugurio virtual en algún momento apareció nombrado en Las Últimas Noticias.

En fin, el asunto es que más allá de la cosa escrita y mi fanatismo por la serie, nada más me unía a mi ídola... hasta ayer.

De pronto, en una suerte de ataque compulsivo-navideño, me fui de shopping y no conforme con adquirir un par de chalas, la weona caliente me compré ¡cuatro! Algo insólito para mi que soy tan medida con las compras y bien lejos estoy de calzar con el perfil de la mina adicta a los zapatos. Pero chiquillos, tampoco crean que, como Carrie, me compré unos pares de Manolo Blahnik. No, si acá en Quilpué para lo más que me dio fue para ir a Falabella y aplicar chalitas playeras.

Es lo que hay no mah.

Bueno, saludos para todos y cuidadito con perder el verdadero sentido de la Navidad.

Love,
P.

Me siento mal. Me siento tonta. Totalmente pendeja.

Resulta que mis papás se separaron a fines de septiembre. Como saben mis amigos, mi familia llevaba radicada un tiempo en Quilpué y tras una larga y eterna crisis, mi papá se subió a un bus y volvió a Osorno. Allá vive en la casa de mi abuelo, junto a dos de sus hermanos. Salvo una llamada telefónica para mi cumpleaños el día 28 septiembre, no he vuelto a hablar con él.

Se me hace difícil explicar por qué no he querido comunicarme con mi papá en todo este tiempo sin tener que caer en la desagradable tarea de hablar mal de él en un sitio tan público como éste, cuando sé que no corresponde. Sólo se me ocurre decir que desde que tengo memoria arrastro tantos conflictos por culpa de su eterna inmadurez e insoportable temperamento. Hoy he ido entendiendo que crecí con miedo. Y sola.

La separación de mis padres ha tenido un enorme efecto en mí, pues como nunca antes he podido tener larguísimas conversaciones con mi mamá en las que hemos hablado de nuestros más profundos dolores, entender nuestra historia, disculpar nuestros errores y aprender de ellos. Nadie dijo que hacer familia es fácil, y ambas hemos comenzado de la mano una especie de camino a la sanación.

Aquí viene mi tonto conflicto: mi abuelo está de cumpleaños mañana y la sola idea de que quizás mi papá me conteste el teléfono me complica. No quiero tener que preguntarle "¿cómo estás?" y que comience con su larga lista de quejidos, porque hay que reconocer que Osorno es una ciudad maldita, destinada a podrirse. No quiero ser oído para alguien que en mi infancia era mano pesada y boca venenosa.

Sólo quiero hablar con mi abuelo, desearle un feliz cumpleaños y decirle que no lo olvido.